De cierta manera el Defensor tiene razón, porque de que será historia no hay duda.
Por ejemplo, en algunos años la historia dirá que Saab fue el Defensor del Pueblo que promovió por sus acciones que miles de ciudadanos de manera pacífica se movilizaran muchas veces a visitarle a su oficina, aunque él no quería (el video da fe de los que tratamos hoy).
Será el Defensor que, protegido por las fuerzas de "Orden público" ancladas a unos pocos kilómetros de su ventana, fue testigo del uso de sustancias prohibidas constitucionalmente para reprimir manifestaciones cuyos envases disparados con saña directamente al cuerpo causó muertos y heridos. El muerto de hoy se llamaba Juan Pablo, tenía 20 años, era estudiante. Una bomba lacrimógena al pecho le paró el corazón.
Por su actuación en estos tiempos cuando "expresó su apoyo a la sentencia número 155 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, mediante la cual se le retiraba la inmunidad parlamentaria a los diputados y diputadas de la Asamblea Nacional" la historia recordará que en menos de un mes 8000 ciudadanos venezolanos le pidieron su renuncia.
Saab: usted será historia; no por poeta y mucho menos por Defensor de Derechos Humanos...a menos que le haga caso a su hijo mayor quien también estaba en la manifestación
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