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martes, 28 de junio de 2022

Hormigas

Es verdad. Tiene que ser verdad. Al menos ahora estoy firmemente convencido de que al último de los Buendía se lo llevó un ejército de hormigas. Es más, seguro que esas hormigas eran amarillas, chiquiticas y muertas de hambre. En otras palabras, eran de la misma especie que desde hace algunos meses se instaló en mi casa.

Su llegada la asocié a un acontecimiento cíclico y pasajero como es la llegada de las lluvias. Pero transcurren los días, las semanas y los meses, y lejos de marcharse, los encuentros con ejércitos de hormigas son más frecuentes. Lo que se inició con un despreocupado "mi amor, hay hormigas en la azucarera" se ha convertido en una sádica persecución en la que participa toda la familia con pañitos húmedos, insecticidas, vinagre, ácido sulfúrico y —desde hace poco tiempo— un lanzallamas de segunda mano.

He llegado a un punto de despotricar de la formación que en la Escuela de Biología recibimos mi esposa y yo, porque no puede ser que después de largos años de estudio a uno no le enseñen cómo desembarazarse de tan insoportables animales. ¿De qué sirve saber que pertenecen a la orden Arthropoda, clase Insecta, subclase Pterygota y familia Formiciidae, si debes soportar su presencia en toda la casa y en todo momento?

Han hecho nidos en un rollo de fotografía, en la cocina, en una caja de Maizina, en varios tomacorrientes, detrás de la nevera y seguramente en miles de lugares que aún no he descubierto. Su apetito es incontrolable y balanceado. Estas no son hormigas que comen solamente dulces. Nooooo. Si así fuera, la solución sería predecible. Su dieta incluye: carnes —rojas y blancas—, arroz, pasta, aceite puro de maíz de Bs. 830 el litro, cereales, yogurt, agua —mucha agua—, galletas y tortas, frutas, y los normales componentes de una alimentación saludable de una hormiga, es decir, gusanos, cucarachas y saltamontes.

Tenía referencia de hormigas voraces propias de la selva amazónica. Pero nadie me había dicho que en un edificio de un respetable pueblo, con calles asfaltadas y donde están instaladas varias industrias, iba a tener de huéspedes a animales tan irreverentes. Ojo: aun siendo caraqueño, no acepto comentarios malsanos acerca de que Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra. Mucho respeto con San Joaquín.

Pero lo más insólito fue que les dio por morder cada noche a todos los habitantes de la casa, especialmente a Vanessa, mi hija de 4 años. Nuestro estado de pánico es tal que, ante la inminente llegada de un bebé, hemos colocado las patas de la cuna dentro de recipientes con agua. Estamos seguros de que la segunda cría no tendrá rabo de cochino como el Buendía, por lo menos no se ve en el ecosonograma, pero quién quita que nos despertemos a las 3 de la mañana —hora en la que ocurren todos los graves sucesos nocturnos— y veamos a un millardo de seres de seis patas paseando al recién llegado desde el cuarto hacia la cocina.

Si algún lector siente compasión por esta desesperada familia, agradezco que envíe cualquier recomendación. No importa que el remedio sólo se consiga en Liberia, si hay que pagarlo en dólares, o si se trata de menjurjes y pócimas. Sugieran algo pronto porque el lanzallamas no las controla.

Como diria el filósofo Charlie García: "no me banco a las hormigas, por favor pasame el Raid".

6 de septiembre, 1996.

lunes, 25 de abril de 2022

Hágase mi voluntad

 

voluntarioso, sa

1. adj. Deseoso, que hace con voluntad y gusto algo.

2. adj. Que por capricho quiere hacer siempre su voluntad.

 

La gente voluntariosa es por lo general buena, entregada, interesada en resolver problemas. Es lo más más parecido a “mensaje a García” con la diferencia que a la gente voluntariosa no hay que darle una instrucción: solitas salen al ruedo y muchas veces solucionan.

Claro, lo anterior no significa que la gente voluntariosa siempre acierte o – que puede ser lo peor – que su accionar responda a las necesidades y expectativas de los demás, que su actuación surja de una consulta a otros.  Por ello, la gente voluntariosa también es descrita con la segunda acepción dada por el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua; seres que hacen las cosas a su bien y entender, que se hace a su voluntad.  Por eso también se equivocan.

Imaginemos al país como un avión donde viajan 200 personas, y de pronto a los pilotos les da un infarto.  Nos quedamos sin quien dirija el aparato a salvo hasta el aterrizaje.

Seguro que hay gente voluntariosa que, sin ser piloto, brincaría al puesto del piloto, y sin saber nada “tomaría los controles”.  Habrá quien les aplaudirá, sin darse cuenta de que, sin conocimiento y con solo la disposición, igual todos nos vamos a estrellar.

Es posible que en el aparato haya personas que tiene conocimiento de aviación, y para saberlo hay que buscarlos, preguntar o ver si tienen puesto un uniforme que lo acredite como piloto.  Entonces los “no pilotos” voluntariosos o no, deben decir a los que sí lo son que agarren el control, porque esa es su labor; en ese momento, si quieren seguir viviendo, nadie puede ponerse a improvisar o tomar un curso de pilotaje.

En Venezuela estamos en la situación de gente voluntariosa queriendo liderar procesos para lo cual no están formados, ejecutando tareas que no le competen bajo la excusa de la inacción de otros, pero al no ser su campo de experticia todos corremos el riesgo de estrellarnos.

Y por supuesto, también hay muchos pilotos, los políticos y sus partidos, que increíblemente, parecen haber olvidado cuál es su rol en la sociedad.

Así, vemos organizaciones de sociedad civil haciendo el papel de partidos políticos y partidos políticos queriendo parecer oenegés.

A mi entender, los voluntariosos lo que deben hacer es exigir a los políticos que asuman sus deberes públicos, o – si la angustia es mucha – crear un movimiento político, con estrategias propias de políticos, con fines políticos, que tienen que ver con el acceso al poder. No es la primera vez que ha ocurrido, ni sería la última.

Pero no esta bien esa acción de “ser y no ser” que confunde a más de uno, en la cual sacas la carta que te conviene dependiendo del contexto. 

Quedas muy mal parado, y además te estrellas. Nos estrellamos.

 

Alejandro Luy

25 de abril de 2022

lunes, 30 de agosto de 2021

Vender pantaletas

Hoy me atrevo a confesarles algo que decidí ya hace muchos años atrás, y he compartido con algunas pocas personas: yo me voy a dedicar a vender pantaletas. El motivo básico es que la venta de pantaletas posiblemente sea una de las actividades que implica menos interacción con los seres humanos, y por tanto de las que generan menos conflictos. Porque estoy seguro de que usted al igual que yo estará de acuerdo que lo peor de trabajar con o para las personas, son las personas. Llámelo jefe, empleado, aliado, patrocinante, funcionario, compañer@ de trabajo, usuarios, proveedores, conserjes, ascensorista o secretaria, cualquier de ellos, y muchos más provocan durante toda nuestra vida laboral una inmensa pérdida de energía. 

Los peores estados emocionales, durante nuestra vida útil están asociados a estas relaciones tanto con gente que vemos esporádicamente o incluso una vez en la vida, como con la masa que es parte de nuestra rutina diaria por muchos años. Se estará preguntando ¿cómo la venta de pantaletas liquida esta situación? 

En primer lugar la compra de pantaletas es un acto imprescindible de la vida de cualquier mujer. Incluso, aquellas mujeres que no usan pantaletas, al menos deben tener algunas para aquellos días en "que se sienten más mujer", y si no tendrá que comprarla cuando sea vieja, o cuando tenga hija. Pero también el hombre compra pantaletas, y aunque no constituye para él un gesto imprescindible, es una buena carta bajo la manga. Por algo Victoria Secret tiene a las mejores modelos en sus pasarelas vestidas con ropa interior. Así que los vendedores de pantaletas tienen garantizada la demanda. 

El otro asunto acerca de las pantaletas es que en el proceso de selección son escasos los momentos en que se le solicita alguna opinión al vendedor. Quien vaya a comprar una chaqueta, suele probársela y el vendedor hará comentarios sobre la caída en los hombros o el largo de de la manga. Si se trata de una blusa, recibirá recomendaciones sobre el color más apropiado. Pero con la pantaleta, la compradora mira el modelo, siente la tela, analiza el color o el dibujo, fantasea (si es que aun fantasea) en torno al momento de su uso, pero no buscará ninguna opinión. Si ella acierta o se equivoca, es por su propia decisión, y por tanto nunca podrá culparnos.

El tercer aspecto, y el más relevante para mi preocupación sobre las interacciones con la gente, viene dado por una característica que no se da con otro tipo de ropa, y que solo comparte con los interiores o calzoncillos: una vez pagada la prenda, la gente ya no puede hacer reclamo sobre la misma. No se aceptan devoluciones, es el letrero común en todas las pantaleterías. Si el adminículo no le sienta bien a usted, su hija, su esposa o su amante, puede procedérselo a regalárselo a otra o utilizarlo para limpiar los zapatos, pero no puede volver a mi tienda a exigirme un cambio, ante lo cual yo deba interactuar para entenderlo, buscar una nueva prenda, hacer la devolución y cuadrar las cuentas para que el SENIAT no me multe. A lo sumo, si la pantaleta no sirve, el comprador invitado a regresar para llevarse el mismo aparejo femenino en una talla más grande o más pequeño, o para escoger un cachetero en vez de un hilo dental, o viceversa, según sea el caso.

Vender pantaletas y vivir frente al mar, he allí mi retiro.

Publicado el 17/07/2009

sábado, 28 de agosto de 2021

Noticiero de noticias (28 ago 2021)

 Economía

Nos dice @soyarepita

$68.000 y 8.000 euros robaron 12 sujetos en motos que asaltaron un camión blindado del banco BOD en la Cota Mil (Caracas): se identificaron como agentes de la PNB.

Para los dueños del dinero este asalto ha resultado, evidentemente, una noticia muy negativa, pero para algunos economistas, influencers, opinadores de twitter y nuestro equipo, todo es alegría.

Dicen ellos que robar ese dineral solo es posible en un país donde hay dinero en moneda dura, demuestra que vale el esfuerzo de robarlo.  En otras palabras, el dinero ha vuelto a tener valor.

Un economista no chavista, que ya ha empezado a señalar a las sanciones como responsables de nuestros males en la economía, ha afirmado que “si no existieran las sanciones, habríamos llegado a esto mucho más rápido”.   ¡Levanten las sanciones!, sentenció.

Para los, las, les, coach ontológico, que es como un influencer pero con menos seguidores, este momento podría definirse como una condición positiva en la vida, que se debe aprovechar.

Por otra parte, la experiencia puede motivar a los policías a superarse, y dejar de matraquear en las alcabalas citadinas por unos cuantos dólares y elevar sus metas. 

 

Salud

Cuidado con las adicciones

Una de las consecuencias terribles de la pandemia, ha sido el incremento de las adicciones, especialmente la de los policías y guardias (y los porteros, y los vigilantes, y los….) por los dólares.  Se ha demostrado que este tipo de patologías son malas, porque – entre otras cosas – hace que un viaje de 12 horas desde San Cristobal, tarde 24.

Mosca, estos adictos con muy peligrosos.

 

Política

A la hora del cierre de esta edición nos llegan rumores de que el motivo por el que la oposición del llamado G4 no han decidido si van a inscribir candidatos para las elecciones regionales del 21 de noviembre, es porque no se habían enterado.  Dicen que no tienen cuenta de twitter.

 

La foto


En el mercadito, los tomates, pimentones y zanahorias protestaban porque el camión donde venían tienen que bajarse de la mula an cada alcabala desde los andes hasta el centro del país.  Antes ellos se iban en las bolsas, ahora son dólares (de 10 en adelante).  Luego todo sale más caro en el mercadito de los gochos.  Otra consecuencia de las adicciones.

viernes, 13 de agosto de 2021

Ojalá no nos amenace un meteorito. Alejandro Luy

 



Abundan las películas en las que el planeta se ve amenazado por hechos sin precedentes que anuncian la destrucción de la raza humana.  Van desde la invasión de alienígenas que sin motivo aparente desean apoderarse de nuestro lugar de vida hasta meteoritos que están en dirección de colisión con el planeta.  Otras producciones nos cuentan que, a causa de un extraño virus, los humanos se convierten en zombies que solo se sacian alimentándose de la carne y sangre de humanos sanos.

En todas esas películas las vicisitudes son superadas y los terrícolas se salvan gracias a la acción unos líderes valientes e inteligentes quienes unen sus fuerzas para luchar contra la adversidad, y logran que países y seres enfrentados descubran el valor del trabajo equipo por la defensa del bien común.  Que bello.  Fin.

Sin embargo, cuando comparamos los argumentos de esas películas con la realidad del mundo actual retorno al significado de lo que llaman “ciencia ficción”: es una fantasía creer que los humanos nos vamos a unir para salvar el planeta.  Un ejemplo de ello es la conducta ante la pandemia del COVID-19.

En diciembre de 2019 se “descubre” un virus en China que causa una extraña neumonía y las autoridades de ese país persiguen al médico que hace la alerta, lo llevan a una estación de policía y le obligan a una disculpa pública.  Lamentablemente luego moriría de COVID-19.  De esas mismas autoridades aún se espera mayor transparencia y colaboración para determinar el origen de la enfermedad, pero aparentemente todo quedará en simples deseos.

Durante el año y siete meses de la pandemia hemos visto como su manejo ha estado más cercano a un control policial y de restricción de derechos humanos, que sanitario y empático con una poblacional que vio su vida trastocada y amenazada, testigo de la muerte a distancia de sus familiares, gente que perdió el trabajo o sus negocios. 

Hubo – y sigue habiendo – “países negacionistas”, cuyos líderes tardaron en reconocer o minimizaron la enfermedad, expusieron a la población a los efectos del virus y su mal accionar contribuyó con el incremento del número de muertos.  Jefes de estado y gobierno que recomendaron medicamentos cuya efectividad ante el SARS-CoV-2 no estaba comprobada, y luego menospreciaron la importancia de las vacunas.  Muchas naciones realizaron campañas políticas y procesos electorales mientras los hospitales estaban colapsados, pero mantenían los parques al aire libre o las escuelas cerradas, demostrando que una pandemia no cambia las prioridades.

Muy frecuente ha sido la falta de coordinación entre regiones de un mismo país, entre países de un mismo continente, y de todas las naciones entre sí, lo cual deja en evidencia el errado pensamiento de ghetto en el manejo de un problema mundial, estrategia lejana al deber ser frente a una pandemia.

Imposible no mencionar la situación de las vacunas donde las culpas se comparten.  Lamentable conocer como diversos gobiernos convirtieron la entrega de vacunas en un bozal político o sesgarla a afinidades ideológicas o económicas, y que la distribución de este factor indispensable para controlar la pandemia ha estado marcada por una gran desigualdad.  Por eso ahora, en los países del primer mundo más del 50% de los ciudadanos han recibido las dosis completas, mientras que en América Latina y África menos del 10% de la población global han sido vacunados.

En esta desacertada actuación ante la pandemia de COVID-19 merece una mención especial la acción de muchos ciudadanos que – con intención o sin ella – han jugado del lado de la anarquía, la desinformación y la falta de solidaridad.  Ciudadanos que han negado a la ciencia y que no miden las consecuencias de sus acciones.  Ciudadanos que, pudiendo hacerlo, se niegan a vacunarse, sin querer comprender que es vital para el planeta esa acción tan personal.

Ya van 19 meses de pandemia, en muchos países ya hablan de una quinta ola de contagios, surgen nuevas variantes, muchas empresas fabricantes de vacunas no han cumplido con sus compromisos, la opacidad sigue siendo un factor de amplia presencia y parece que el mundo decidió seguir como si nada pasara.

Por eso espero que el planeta no se vea amenazado por el choque de un meteorito o un virus zombie que convierta a todos los habitantes en armas de destrucción, porque analizando la experiencia de la pandemia del COVID-19, me temo que al final todos vamos a morir. 

Pensar que muchos creían que de esta pandemia íbamos a salir siendo mejores personas. 

 

Alejandro Luy

Biólogo con Maestría en Gerencia Ambiental

@alejandroluy (twitter e IG)

13 de ago. de 2021


Foto Getty Image

viernes, 18 de junio de 2021

Burocracia

 


I

Aunque la palabra tiene varios significados de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la lengua, es inevitable pensar en uno de ellos de manera predominante:

4. f. Administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas.

Pero si queremos plasmar en imágenes a la burocracia, nada mejor que la mascota de Mafalda, el personaje creado por Quino:  una tortuga.

La expectativa que tiene el ciudadano ante las autoridades, especialmente las “nuevas autoridades”, aquellas que vienen a hacer las cosas distintas, a recobrar la confianza, es que combatan a la burocracia, ya sea simplificando los protocolos, modificando las leyes o reglamentos o simplemente trabajando con las rendijas que los mismos dejan, sin violarlos, para que dejen de ser obstáculos a los fines que se persiguen.  Se suponen que conocen los problemas a los cuales se enfrentan y vienen con propuestas para solventarlos.

 

II

El rector del CNE Roberto Picón, habilitó un correo de “reclamos y solicitudes” (ReclamosySolicitudesJNE@gmail.com) para que los ciudadanos contribuyéramos a solventar los problemas del Registro Nacional Electoral, cuya actualización es menester de la Junta Nacional Electoral. 

Valorando la iniciativa e interesado en el asunto, les escribí:

Estimados Señores

Mi madre Libia Margarita González de Luy, CI xxxxxx, falleció el 31 de enero de 2012 aún aparece como apta para votar en el registro del CNE.

Espero que corrijan esa situación, que no debería estar ocurriendo y que las autoridades y el CNE hasta ahora no han hecho nada por solventar.

Enviado el “reclamo y la solicitud”.

12 días más tarde, recibí la respuesta:

 

Respetuosos saludos;

Por medio de la presente me dirijo a Usted, a los fines de dar respuesta a su solicitud, lo cual, hago con el debido respeto en los siguientes términos:

El artículo 34 Ley Orgánica de Procesos Electorales dispone que el proceso de depuración del Registro Electoral lo realizará la Comisión de Registro Civil y Electoral mediante oficio o por conocimiento de una denuncia. Una vez constatados los hechos, procederá a excluir, revertir o suspender según corresponda:

1.    Los ciudadanos fallecidos y ciudadanas fallecidas (…).

En virtud de lo antes expuesto, se sugiere cumplir con la norma citada, anexando como elemento probatorio la respectiva acta de defunción. Dicho trámite deberá realizarse por ante la Oficina Regional Electoral del lugar donde se emitió el acta en cuestión.   

Sin más a que hacer referencia se suscribe, de Usted

RECTORÍA RPH JNE

 

III

Confieso que yo esperaba, deseaba, otra cosa.  Podía ser una respuesta de ese tipo, que es estructuralmente formal y legal, pero acompañada de un gesto del nuevo CNE, que mostrara un interés para cambiar las cosas. 

Un, por ejemplo, “en qué Municipio se elaboró la carta de defunción para pedir la información”, o “podría enviarnos escaneada el acta de defunción” aunque lo máximo habría sido, “estamos solicitando a las autoridades responsables, una actualización de los ciudadanos fallecidos para desincorporarlos del registro electoral”.  No estarían violando la ley, pero si estarían centrados en una labor prioritaria para evitar que los muertos sigan votando.

La respuesta: burocracia, que libera al CNE y pone el trabajo y la responsabilidad en el ciudadano.  Se que más de uno está pensando:  si tanto te importa, por qué no cumples tú con la ley.

A otros familiares y conocidos fallecidos, los han desincorporados sin que nadie haya tenido que atender a lo establecido en el “artículo 34 Ley Orgánica de Procesos Electorales”.  El CNE lo hizo con la información que manejan otros entes del estado, como pasa en el Seguro Social cuando fallece un pensionado.  Mi padre muerto en 2015, la Sra. F en 2016 y la Sra C., fallecida en 2017, no aparecen en el registro, sin que ninguno de sus familiares tuviéramos que apelar a la recomendación burocrática.  Por qué ha de ser diferente en caso de mi madre.

Además, para estos tiempos, pienso en los millones de venezolanos que hoy les toca patear el planeta y tendrán familiares que seguirán en el registro simplemente porque no tienen la posibilidad de acudir con el acta de defunción “por ante la Oficina Regional Electoral del lugar donde se emitió el acta en cuestión”.  Argentina, Chile, España o el río Grande quedan un poco lejos.

Lejos, todo parece quedar muy lejos.


Alejandro Luy


lunes, 24 de mayo de 2021

Y tú qué propones

Hace unos días recibí por whatsapp una invitación a un foro-chat que a primera vista destaca no por los ponentes o el tema sino por la calidad del afiche.   Era una mezcla de un par de malas fotos de quienes harían las presentaciones, con textos que indican su profesión, cargo en la organización que representan, títulos de las ponencias, y por supuesto el nombre del evento, fecha y hora.   Todo ello bañado de varios colores, y letras de distintos tamaños y tipos.   

 

El afiche era un desastre.

 

Si alguien preguntara cómo mejorarlo, seguramente empezaría por mencionar algunos elementos básicos obvios, pero lo más sensato sería contestándole que yo no soy diseñador, así que lo mejor que pueden hacer es contratar a alguien con conocimiento para rehacer la invitación.   Alguien que, con esos mismos insumos, puede hacer un afiche más agradable a la vista.

 

Y es que a menudo confundimos la virtud de reconocer los problemas con la capacidad de solventarlos. Olvidamos el viejo adagio de "zapatero a tu zapato" y nos dejamos llevar por el "sentido común".   Entonces opinamos de todo, que es fácilmente comprensible y parte de la libertad, pero pretendemos que eso signifique que nuestra sentencia es la correcta, la que contiene la solución. Nos encanta meter en nuestro discurso la frase "lo que hay que hacer es..."

 

Por ello, ante las críticas a los sucesos políticos de las últimas semanas, relacionadas con el nuevo CNE y las elecciones de alcaldes y gobernadores, a más de uno le ha dado por generar como respuesta el emplazamiento: y tú qué propones.   Es una reacción muy arrogante mediante la cual defiendo mi creencia a partir de tu carencia de ofertas.  

 

Pues bien, así como el volante necesita un diseñador y yo estoy en la libertad de decir que es espantoso, la política necesita de políticos que hagan su trabajo y propongan las salidas factibles y señalen el camino, y no que millones de venezolanos propongan las soluciones sin tener el conocimiento y las herramientas necesarias.  Yo no soy miembro de ningún movimiento político que busca guiar a los votantes, sino un ciudadano que tiene el derecho de expresar su criterio sobre lo que ocurre en el país.  ¿Soluciones? No las tengo.

 

Por lo anterior también estoy en el derecho de exigir a los políticos que no le mientan a la gente, que le digan francamente que se puede lograr y cuál es el camino para que las acciones ayuden a restituir la democracia. También sería necesario que respetaran la Constitución, y no siguieran el ejemplo de aquellos a quienes combaten entre otras cosas por violarla.  Y si pudieran esforzarse un poco más, piensen en la gente y no en sus egos, siéntense para acordar una estrategia única y sensata.  Es lamentable ver a miembros de un mismo partido político ubicados en dos de las tres fracciones de la oposición actual de Venezuela, tratando de darle lecciones a la ciudadanía.

 

Propongo eso y nada más.