Basta un solo motivo para que cualquier persona decida votar
o no votar el próximo 20 de mayo, siempre y cuando dicha razón sea considerada por
él/ella válida. Por ejemplo mi mayor objeción
a Chávez en 1998 fue su origen militar. Para
mí eso era suficiente. En ese momento
muchos – incluso hoy arrepentidos – lo pasaron por alto y hoy la impronta de esa
condición queda muy clara.
Entonces no se trata de hacer una larga lista para tener argumentos,
sino los que a mí me parecen suficientes para tomar esa decisión, que son 3:
1. La presión internacional: es la principal
(quizás la única) herramienta que tiene la oposición democrática para continuar
la lucha. Votar es ser incoherente con esa
estrategia. Un importante número de
países, de gran peso en el escenario mundial, varios de ellos afectados por la
huida de venezolanos hacia sus territorios, son los que le pueden dar “zanahorias
o garrotes” a quienes están en el poder en la actualidad. A lo mejor incluso nos hacen tragar algunos “sapos”
para salir de nuestra grave situación. ¿Es
una medida aislada? ¿Tiene poca probabilidad de éxito? Está tan aislada y con
poca probabilidad de éxito como la de que Falcón gane y luego pueda gobernar
(ver punto 2).
2. El ESTADO (Maduro y el círculo de poder, la ANC,
el TSJ, la Fiscalía y el CNE) ha demostrado que le importa poco la oposición y
los procesos democráticos. En 2015
perdieron las Asamblea Nacional, y en menos de 30 días hicieron esguace y nombraron
al TSJ; el TSJ destituyó a la Fiscal; la
ANC creada violando la constitución nombró al Fiscal y al Defensor y revierte
la decisión ciudadana de elegir un Gobernador al Zulia solo porque este decidió
no juramentarse ante esa instancia; el TSJ aún no resuelve lo de los diputados
indígenas de Amazonas; el CNE no ha respondido a la impugnación de Andrés
Velázquez vinculada con su claro triunfo en Bolívar. Ni ganando, Falcón va a gobernar – hacer de
sus ofertas realidades – bajo estas condiciones.
3. El candidato: que no enamora ni siquiera a
quienes dicen apoyarlo. Eduardo
Fernández dice que “Falcón no es Churchill” y se supone que es un halago. Pedro Pablo Fernández niega que haya sido un “militar”,
como si eso no se pudiera verificar hasta en wikipedia. Un manido discurso populista centrado en “los
pobres”, no en los ciudadanos. El nuevo
salvador (busquen twitter #GiraPorLaSalvaciónNacional). Quiere un gran
pacto nacional, y no fue capaz de armar un pacto entre la oposición antes de
lanzarse.
Todo esto lo digo lamentando que no haya habido una
estrategia unitaria de toda la oposición ante el 20 de mayo, y que además
(hasta hoy 8 de mayo) nadie, ni los de Falcón ni los de la abstención, saben
cuáles la estrategia para el 21.
Intuyo que unos seguiremos confiando en la presión internacional
y los otros – de ganar las elecciones – esperarán que llegue Enero para ver qué Estado y
posibilidad de gobernar le deja Maduro y la ANC.
Alejandro Luy
8 de mayo de 2018
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