Ya que "Vivir viviendo" fue víctima de un virus o un hackeo, qué se yo, aquí les cuento, como el título de la canción de Fito, dónde va mi vida
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lunes, 3 de noviembre de 2014
Nuevas especies, nuevos billetes
En 2007, cuando el bolívar se transformó en el bolívar fuerte con solo dividir entre mil, surgieron nuevos billetes con elementos sumamente interesantes para los educadores ambientales, ya que en las diferentes denominaciones del papel moneda se imprimieron no solo héroes sino, en el reverso, parques nacionales u otras áreas naturales, plantas y animales amenazados.
De la relativamente abundante y poco amenazada tonina, en el billete de dos, hasta el cardenalito, el ave con mayor riesgo de extinción en el país en él de cien, vamos ascendiendo en el valor de transacción con el cuspón (5 bs), águila harpía (10 bs), tortuga carey (20 bs) y oso frontino (50 bs).
Ahora, con solo ir al abasto, la panadería o el mercado, o leer los comentarios en facebook de mis amigas Coromoto e Irais, uno se da cuenta de que se hace necesario poner a circular billetes de denominaciones más altas para esta economía cuyos precios suben como la bilirrubina en la canción de Juan Luis Guerra.
Y es que se necesitan muchos billetes de los de mayor denominación, para una compra rutinaria, la del día a día, por ejemplo en una panadería: un kilo de queso Santa Bárbara, 300 bolos o 3 cardenalitos, un kilo de jamón de pierna 320 bs, un cartón de huevos, 140 bs, total 760 bolívares: 7 cardenalitos, un oso frontino, y una harpía para una compra que no le dura cinco días a la familia promedio de Venezuela.
Algunos economistas insinúan que es perentorio la aparición de billetes de 500 y 1000 Bs, y seguramente habrán quienes piden ya los de 2000. De cualquier manera, y mientras no se planteen el bolívar super fuerte, que implicaría cambiar toda la imagen de los billetes, se hace necesario atender con urgencia los dos nuevos billetes; cuáles animales, cuáles paisajes deberían ilustrar su reverso. Por eso, procedo a proponer.
En primer lugar, para mantener la escalada de amenaza y con la sensación de reflejar nuestro futuro, creo fundamental proponer a dos especies extintas para los billetes. Uno podría contener la imagen de la ranita arlequín de Maracay, especie cuya distribución estaba restringida al área centra de la cordillera de la costa en Venezuela, acompañada con un dibujo alusivo a la deforestación, la causa final de su desaparición y además es parte del paisaje en todo el país.
La otra especie, la más adecuada para el billete de 1000, es el corroncho desnudo del Lago de Valencia, otra especie única del país, que se le ocurrió habitar - y hasta sobrevivir mientras pudo - en un lago absolutamente contaminado, cuyas aguas ahora se envían a contaminar otras aguas, por lo cual, evidentemente, también deberá ser reflejado en el papel moneda.
Por cierto, para el anverso, dónde están los héroes, no me quiero imaginar a quien van a proponer, hasta por partida doble. Aunque, pensándolo bien, sería el más indicado.
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